domingo, 5 de junio de 2011

EFICIENCIA TERMINAL EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR.


¿CÓMO ESTIMAR LA EFICIENCIA TERMINAL EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR?, en Revista de la educación superior, 2006, ANUIES, México, Distrito Federal, pp. 7-27.
ÓSCAR Cuellar Saavedra/ Augusto G. Bolívar Espinoza.

En este artículo analizan algunos problemas que surgen en relación con la estimación de la eficiencia terminal en el ámbito de la educación superior.
Escriben que hay que distinguir entre el proceso educativo y el proceso administrativo.
Las políticas educativas del Estado mexicano han tenido como norte modernizar y elevar la calidad de la educación en sus distintos niveles instrumentando para ello una variedad de programas dirigidos, entre otras cosas, a dotar de infraestructura adecuada a las instituciones educativas, a mejorar la información y el desempeño de los cuadros docentes y más recientemente, en especial en el caso de educación superior, a prestar apoyos financieros mediante un sistema focalizado de becas a los estudiantes, se ha prestado atención a evaluar el desempeño de los programas, lo que ha llevado a la definición de procedimientos bien determinados para la obtención de los apoyos, la rendición de cuentas y la presentación de informes de avance, incluyendo el establecimiento de indicadores pertinentes.
La eficiencia terminal se ha definido como “la proporción de estudiantes que concluyen un programa en determinado momento, frente al total de los que lo iniciaron un cierto número de años antes” o como la proporción de los que concluyeron un programa en relación con los que lo iniciaron.
No es claro el estatuto teórico del término, se puede tomar de dos formas: Indicador.
La eficiencia se define como “el grado en que se logra que los alumnos que ingresan al sistema educativo avancen a lo largo de los grados que comprende el nivel educativo en la forma prevista”, con una referencia explícita a la “optimización de los recursos humanos, materiales y financieros disponibles”.
La eficiencia terminal se remite al “número de alumnos que terminan un nivel educativo de manera regular (dentro del tiempo establecido)”. Por esto se la considera “una manifestación de la eficiencia del sistema educativo”, es decir, como indicador del funcionamiento de éste, con  especial atención al grado en que cumple con las metas que se plantea.
En términos operacionales se la define como “la relación porcentual entre los egresados de un nivel educativo dado y el número de estudiantes que ingresaron al primer grado de este nivel educativo n años antes.
Los términos relevantes son ingreso a un nivel educativo y egreso de él, con la aclaración de que el “tiempo establecido” define una norma o un ideal respecto de la duración de la trayectoria escolar. Se toma como norma de duración de la trayectoria el tiempo que le llevaría a un estudiante normal completar todos sus tramos si no hubiera factores que se lo impidieran. La ET. Será optima cuando todos los estudiantes terminen la primaria o la secundaria dentro de los plazos establecidos, y que no lo será- cuando lo hagan en un tiempo mayor (rezago) o, peor aún, cuando un cierto número de ellos no llegue siquiera a egresar (abandono deserción).
Egresar significa que los estudiantes cumplieron con el programa de actividades del nivel en cuestión. Nos estamos refiriendo a los estudiantes como sujetos a la vez que como actores del proceso educativo. Para fines de evaluación, se ha recurrido al  indicador de eficiencia terminal. El indicador ET. Puede verse como indicador del desarrollo del proceso educativo mismo (proceso formativo) o, como indicador de la capacidad de una institución (o del sistema educativo) para cumplir con sus metas.
Este artículo formará parte del marco conceptual.

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